lunes, 30 de noviembre de 2015

Modificación 2. Adaptación Cuento. Toda Clase de Pieles

Había una vez hace muchos años en un lejano país, unos reyes, Gabriela y Javier, dos jóvenes, felices y enamorados. Él, era bueno, sencillo y cercano, conocido por todo su pueblo como el rey bondadoso, ella era guapísima, dulce entregada, siempre al lado de los más necesitados.

Al poco tiempo de casarse Blanca, la reina, se quedó embarazada. Lo que más les preocupaba era que naciese sano, aunque a ella le hacía mucha ilusión tener una niña.

Tras 9 meses de embarazo, dio a luz a un niño pequeñito, rubio y blanquito de piel, al que pusieron de nombre, Lucas, estaban todos felices. Sin embargo, para sorpresa de todos, la madre estaba embarazada de gemelos y después de unos minutos la reina Diana, dio a luz a una niña preciosa, con cabellos largos, rubia y blanquita como su hermano a la que pusieron de nombre Marieta.

Los reyes estaban encantados, en el reino todo era fiesta, los reyes abrieron las puertas del Palacio para que todos pudiesen ir a conocer a sus hijos. Todos los habitantes fueron a conocer al futuro rey y a la princesa. Les llevaron como regalo lo mejor que tenían, algunos una cesta con sus mejores productos de la huerta, otros ofrecían su mejor animal, pero lo que más ilusión le hizo a su madre, fue un abrigo que le hicieron a su hija entre todas las personas del pueblo con sus mejores lanas, cada uno aportaba la lana de su oveja y así entre todos, hicieron un abrigo precioso, con lanas de diferentes colores.

Durante los primeros años, la vida en el Palacio se desarrolló con mucha normalidad. Lucas y Marieta eran niños muy felices, muy queridos, se pasaban el día jugando con los hijos de los criados, pues a pesar de ser de la realeza, habían heredado la misma entrega hacia los demás que tenían sus padres. Con el paso de los años, empezaron a ayudar en las tareas del Palacio, así que pasaban la mayor parte del día ayudando en los trabajos del día a día, ayudando a mejorar el trabajo, involucrados en todo lo qué pasaba, atendiendo las necesidades y problemas que iban surgiendo.

Fueron pasando los días, meses, años y los pequeños príncipes, se fueron transformando en grandes príncipes. Lucas se fue convirtiendo en un niño guapo y bueno, que como príncipe heredero tendría que empezar a buscar esposa. Marieta, había salido a su madre, era guapa, alta, con un pelo rubio y largo que enamoraba a todos, era inteligente, ingeniosa y alegre.

Poco a poco Marieta dejaba de ser una niña para convertirse en una mujer, al cumplir los 17 años, ya tenía que empezar a buscar esposo, pues no estaba bien visto que una chica de su posición estuviese soltera. Esto era algo que a Marieta le traía por el camino de la amargura, ella quería casarse, pero no quería casarse con la persona que sus padres le obligaban. Sus padres querían que se casase con un otro príncipe de un reino cercano, que era conocido por ser déspota con el pueblo, tacaño y mala persona

Marieta se negó en muchas ocasiones a ceder, pero para sus padres, en esta ocasión no había otra opción, Marieta se tenía que casar con el príncipe. Marieta ingenió una idea que parecía imposible para que el príncipe se negase a casarse con ella, le pidió que le hiciese 3 vestidos. Un vestido que fuese dorado como el sol, otro plateado como la luna y un tercecer brillantes como las estrellas.

El príncipe aceptó el reto y mandó a todos sus siervos a buscar los mejores materiales para poder hacer los vestidos y mandó llamar a las mejores costureras del reino. Tras 2 años años de trabajo y búsqueda el príncipe se presentó en el palacio con los vestidos terminados y preciosos. Marieta no daba crédito, los vestidos eran espectaculares y preciosos, pero ella no podía casarse con él, no quería, pero tal y como había prometido, le dijo que sí, que al día siguiente lo anunciaría.  

Esa misma noche, Gabriela, su madre, muy emocionada por la noticia, le dio una cajita con 3 regalos. Una medallita de la virgen, el dedal que le había regalado su madre y su anillo de compromiso. Marieta lo cogió con mucho cariño pero también con tristeza, pues ella sabía que no iba a casarse con el príncipe.

Esa misma noche, mientras todos dormían, Marieta salió por la ventana. Cogió la cajita que le había regalado su madre, los 3 vestidos que había mandado hacer el príncipe y el abrigo de lanas que le habían hecho entre todas las personas del pueblo cuando nació. Las primeras noches fueron duras, Marieta no estaba acostumbrada a frío de la noche, por suerte, el abrigo era enorme, llegaba hasta los pies, tenía unas mangas largas que casi tapaban las manos y una capucha enorme que le tapaba prácticamente toda la cara.

A partir de ese día, empezó la búsqueda de la princesa Marieta, algunos días por el frío y el hambre sentía arrepentimiento, sin embargo sabía que había hecho lo correcto, ella no quería casarse por compromiso con ese príncipe malvado y déspota, quería casarse por amor.

Así que siguió su camino, durante el día se escondía detrás de los troncos y se subía a los árboles, intentaba estar alejada del suelo para que nadie la viera y por la noche caminaba buscando un poblado o una casa. Aunque no tenía brújula, se guiaba por las estrellas  y por la luna. Llevaba varios días caminando y no había visto nada ni a nadie. Un día que estaba escondida en el hueco de un árbol intentando dormir, escuchó ruidos de perros, caballos, voces, disparos y se dio cuenta de que estaba en medio de una cacería, ella se escondió muy bien y se tapó con el abrigo. Como ya llevaba varios días fuera de su Palacio, se le había acabado la comida y estaba sucia y muy delgada.

Se escondió en el árbol esperando que no la encontraran, pero los perros la olfatearon y enseguida fueron a ladrar alrededor del árbol, de forma que los cazadores que acompañaban a estos perros, vieron un bulto que temblaba, se acercaron poco a poco y vieron que no se trataba de un animal, qué era una joven muerta de miedo. Los cazadores, que eran amigos del Príncipe Guillermo, de un Reino cercano, le llamaron. El Príncipe Guillermo se acercó al árbol y al ver allí a una joven asustada, demacrada y abrigada le preguntó si quería irse con ellos, él le daría alojamiento, comida y un trabajo en las cocinas, y así fue como Marieta acabó en la cocina de otro palacio, aprendiendo a cocinar, cosa que como princesa no había hecho nunca. Al cocinero al principio no le hacía mucha gracia tener una aprendiz, pero luego se dio cuenta de que era una chica con muchas ganas de aprender y le enseñó a hacer muchas cosas, Marieta estaba feliz y fue aprendiendo poco a poco hasta convertirse en una estupenda cocinera.

La vida de Marieta no era como ella soñaba, pero estaba tranquila y se sentía segura, por momentos se sentía feliz, se había convertido en una buena cocinera, tenía muchos amigos que la querían, aunque de vez en cuando echaba de menos su palacio, a sus padres, a su hermano y a toda la gente. Poco a poco, se empezó a dar cuenta de que tenía un problema, se estaba enamorando del príncipe, le había visto algunas veces mientras ella estaba en la cocina. Le parecía que era el príncipe más guapo y más bueno del mundo y no sabía cómo acercarse a él, pues no quería que supiese que era princesa y pudiese decir algo.

Cuando ya llevaba dos o tres años viviendo en este palacio, el Príncipe Guillermo anunció que iba a elegir esposa y organizó un baile que duraría 3 días, en esos días princepas y mujeres de todas partes irían para conocerle. Marieta vio que esa era su última oportunidad, le pidió al cocinero que le dejara subir a ver el baile porque nunca había visto uno, le prometió que estaría escondida y no haría ruido. El cocinero accedió pero le dijo que tenía que llegar pronto para recoger toda la cena y preparar todo para el día siguiente. Marieta, fue a su habitación, sabía que esa era la única oportunidad que tendría para poder acercarse al príncipesacó los vestidos que le había regalado el príncipe y decidió ponerse el vestido que era tan dorado como el sol. Se quitó el abrigo de lana, se soltó el pelo, se lavó, se arregló y se bajó al baile.

Al principio nadie se dio cuenta de que había nadie nuevo, pero al poco tiempo, el príncipe se fijó en ella y le pidió bailar y el baile se transformó en muchos bailes, al príncipe le pareció una chica muy interesante, bella e inteligente, tras un rato bailando, Marieta miró la hora y disculpándose con el príncipe se marchó, subió a s habitación, se quitó el vestido, se recogió el pelo, se puso el abrigo, se tintó la cara y bajó rápidamente a las cocinas.

Como el cocinero estaba con mucho trabajo, le pidió a Marieta que preparase la cena para el príncipe que siempre cenaba consomé. Marieta se puso manos a la obra y preparó el consomé con el ingrediente más especial, mucho amor y se lo subió al príncipe. Mientras subía, sacó de la cajita que le había regalado su madre el dedal y lo introdujo dentro del consomé. Entró en la habitación del príncipe, dejó la cena encima de la mesa de la habitación y se fue. Cuando el príncipe terminó el consomé vio que al final había algo, lo cogió, lo miró y le preguntó al cocinero quién había hecho el consomé, el cocinero respondió que había sido él, como siempre. El príncipe extrañado subió a su habitación. 

Al día siguiente pasó lo mismo, Marieta subió a la habitación aunque en esta ocasión se puso el vestido plateado como la luna. Bajó al baile y cuando el príncipe la vio bailó con ella de nuevo. Al igual que la noche anterior, cuando Marieta vio que se hacía tarde, se disculpó y se fue corriendo a cambiarse, quitarse el vestido, ponerse el abrigo de lanas, recogerse el pelo, titarse la cara y bajar a la cocina para preprar la cena del príncipe.

En esta ocasión, introdujo en el consomé la medallita de la virgen y le dejó el consomé encima de la mesa y se fue. El príncipe al llegar al final se encontró con la medallita de la virgen, la volvió a mirar extrañado sin entender nada pero en esta ocasión no le preguntó nada al cocinero.

La última noche, Marieta hizo lo mismo, cogió el último vestido y el que más le gustaba, el vestido brillante como las estrellas, se soltó el pelo, se limpió la cara y bajó al baile. Como las dos noches anteriores bailó con el príncipe, pero en este caso, cuando el príncipe vio que llegaba el momento en que se iría, le puso de una forma ágil y sin que ella se diese cuenta un anillo en el dedo. Ella por los nervios y por miedo a que alguien se diese cuenta, no se dio cuenta, se fue a su habitación, y al igual que las otras noches, se puso el abrigo y se recogió el pelo, pero se le olvidó tintarse la cara.

Esta noche también preparó el consomé y subiendo a la habitación, introduje en el consomé el último regalo que le había hecho su madre, el anillo de compromiso de su boda. Cuando le dejó la bandeja en la mesa, el príncipe vio en la mano de Marieta el anillo que le había puesto en el baile y se dio cuenta de que era ella y le pidió que por favor se quedase hasta que se terminase el consomé.

Cuando terminó el consomé, se encontró como las otras dos noches con un objeto, en este caso era un anillo, mirando a Marieta le preguntó si sabía qué era, y ella sin mirarle lo negó. Él se puso de pie y se acercó a ella, quitándole la capucha del abrigo, como Marieta no se había tintado la cara, la reconoció inmediatamente y cogiéndole la mano, le dijo, este anillo que tengo en mi mano, es el compañero de este que tienes tú puesto en la tuya y le dijo “esto que llevas en la mano, es el anillo que mi madre utilizó el día que se casó, un anillo que tiene valor por su significado y que dejé caer en tu dedo. Tú eres la mujer con la que yo siempre he soñado y quiero que seas mi esposa el resto de mi vida, me da igual que sea rica o pobre, cocinera o princesa, ¿quieres casarte conmigo? y ella dijo, sí. Le contó su historia y le dijo que no se preocupase, que él la protegería y que una vez casados nadie podría cambiar las cosas.

FIN

A la hora de hacer la adaptación del cuento tuve en cuenta que iría dirigido a niños de 8/ 9 años. 
  • El vocabulario es sencillo y evito incluir excesivas descripciones del ambiente
  • Tiene planteamiento, nudo y desenlace.
Cambios Realizados:
  • La madre da a luz a mellizos. Un niño y una niña y la madre no muere. Me parece que no es necesaria su muerte la historia y la presencia de la figura de la madre en el desarrollo del niño de esa edad es muy importante.
  • Los personajes principales tienen nombre. Son nombres comunes y no propios de príncipes y princesas. Aunque en esta edad no es el de todo necesario, aún les ayuda a darle identidad a los personajes, sin embargo, también hubiese sido bueno que ellos hubiesen desarrollado su imaginación y le hubiesen puesto nombre.
  • Los padres no se caracterizan tanto por la belleza y la valentía y sí por la bondad. Me parece que en esta edad, es importante que los niños perciban valores en los que se sientan reflejados y a los que quieran aspirar, pues aunque en esta edad su vida no gira en torno a sus padres y cada vez más a sus amigos, sí siguen siendo el centro de referencia y de quienes aprenden a ser lo que son y serán.
  • El abrigo de la niña no es de diferentes pieles de animales, es de distintas lanas de oveja. Me parece que es importante transmitir la necesidad del cuidado de los animales, son seres vivos que no están a merced del hombre para satisfacer sus caprichos de lujos.
  • Ella no se va de casa por incesto, no hay incesto. Se va de casa porque sus padres la obligan a casarse con un príncipe déspota con el que ella se niega a casarse. Lo he modificado, porque me parece que es un tema que los niños de esta edad no son capaces de entender y puede ser un poco traumático para ellos.
  • El abrigo no es un regalo de novia del padre, es un regalo del pueblo cuando ella nace. Al quitar de la historia el incesto, y ya no haber compromiso entre el padre y la hija, he buscado otra forma de mantener el regalo.

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