Había una vez hace muchos años en un lejano país, unos reyes,
Gabriela y Javier, dos jóvenes, felices y enamorados. Él, era bueno, sencillo y
cercano, conocido por todo su pueblo como el rey bondadoso, ella era guapísima,
dulce entregada, siempre al lado de los más necesitados.
Al poco tiempo de casarse Blanca, la reina, se quedó embarazada.
Lo que más les preocupaba era que naciese sano, aunque a ella le hacía mucha
ilusión tener una niña.
Tras 9 meses de embarazo, dio a luz a un niño pequeñito, rubio y
blanquito de piel, al que pusieron de nombre, Lucas, estaban todos felices. Sin
embargo, para sorpresa de todos, la madre estaba embarazada de gemelos y
después de unos minutos la reina Diana, dio a luz a una niña preciosa, con
cabellos largos, rubia y blanquita como su hermano a la que pusieron de nombre
Marieta.
Los reyes estaban encantados, en el reino todo era fiesta, los
reyes abrieron las puertas del Palacio para que todos pudiesen ir a conocer a
sus hijos. Todos los habitantes fueron a conocer al futuro rey y a la princesa.
Les llevaron como regalo lo mejor que tenían, algunos una cesta con sus mejores
productos de la huerta, otros ofrecían su mejor animal, pero lo que más ilusión
le hizo a su madre, fue un abrigo que le hicieron a su hija entre todas las
personas del pueblo con sus mejores lanas, cada uno aportaba la lana de su
oveja y así entre todos, hicieron un abrigo precioso, con lanas de diferentes
colores.
Durante los primeros años, la vida en el Palacio se desarrolló con
mucha normalidad. Lucas y Marieta eran niños muy felices, muy queridos, se
pasaban el día jugando con los hijos de los criados, pues a pesar de ser de la
realeza, habían heredado la misma entrega hacia los demás que tenían sus
padres. Con el paso de los años, empezaron a ayudar en las tareas del Palacio,
así que pasaban la mayor parte del día ayudando en los trabajos del día a día,
ayudando a mejorar el trabajo, involucrados en todo lo qué pasaba, atendiendo
las necesidades y problemas que iban surgiendo.
Fueron pasando los días, meses, años y los pequeños príncipes, se
fueron transformando en grandes príncipes. Lucas se fue convirtiendo en un niño
guapo y bueno, que como príncipe heredero tendría que empezar a buscar esposa.
Marieta, había salido a su madre, era guapa, alta, con un pelo rubio y largo
que enamoraba a todos, era inteligente, ingeniosa y alegre.
Poco a poco Marieta dejaba de ser una niña para convertirse en una
mujer, al cumplir los 17 años, ya tenía que empezar a buscar esposo, pues no
estaba bien visto que una chica de su posición estuviese soltera. Esto era algo
que a Marieta le traía por el camino de la amargura, ella quería casarse, pero
no quería que la quisiesen por lo que tenía, por ser princesa y tener riquezas,
quería que la quisieran por lo que era.
Un día Marieta, tras pensarlo mucho, fue a hablar con sus padres y
les dijo que le gustaría irse fuera de Palacio, pero no como princesa, sino
simplemente como Marieta, sin vestidos de princesa, ni riquezas, sin joyas ni
escoltas, quería irse sola, buscar trabajo como sirvienta, y desde lo más
humilde y sencillo, crecer, aprender de la vida, de las personas y conocer el amor sincero y desinteresado.
Los padres entendían su inquietud, pues ellos le habían inculcado
esos valores, pero dudaron mucho en acceder a esta petición, no podían permitir
que su hija fuese por el mundo sola, sin nadie que la protegiese, sin dinero y
sin casa. Tras varios días, al final accedieron, con la condición de que se
llevase con ella 2 cosas, una medallita de la virgen que siempre habría
acompañado a la familia y el abrigo de lana de oveja que le había regalado toda
la gente del pueblo, así estaría abrigada y se sentiría acompañada por toda la
gente que la quería.
Aquella misma mañana, Marieta salió de casa. Al final, accedió a
llevarse un poco de comida y bebida para poder alimentarse mientras encontrase
trabajo en alguna casa o Palacio. Las primeras noches fueron duras, Marieta no
estaba acostumbrada a frío de la noche, por suerte, el abrigo era enorme,
llegaba hasta los pies, tenía unas mangas largas que casi tapaban las manos y
una capucha enorme que le tapaba prácticamente toda la cara.
A partir de ese día, empezó la búsqueda de la princesa Marieta,
algunos días se arrepentía de su decisión, sin embargo sabía que había hecho lo
correcto, ella no quería casarse por compromiso, quería casarse por amor.
Así que siguió su camino, durante el día se escondía detrás de los
troncos y se subía a los árboles, intentaba estar alejada del suelo para que
nadie la viera y por la noche caminaba buscando un poblado o una casa. Aunque
no tenía brújula, se guiaba por las estrellas y por la luna. Llevaba varios días caminando y
no había visto nada ni a nadie. Un día que estaba escondida en el hueco de un
árbol intentando dormir, escuchó ruidos de perros, caballos, voces, disparos y
se dio cuenta de que estaba en medio de una cacería, ella se escondió muy bien
y se tapó con el abrigo. Como ya llevaba varios días fuera de su Palacio, se le
había acabado la comida y estaba sucia y muy delgada.
Se escondió en el árbol esperando que no la encontraran, pero los
perros la olfatearon y enseguida fueron a ladrar alrededor del árbol, de forma
que los cazadores que acompañaban a estos perros, vieron un bulto que temblaba,
se acercaron poco a poco y vieron que no se trataba de un animal, qué era una
joven muerta de miedo. Los cazadores, que eran amigos del Príncipe Guillermo,
de un Reino cercano, le llamaron. El Príncipe Guillermo se acercó al árbol y al
ver allí a una joven asustada, demacrada y abrigada le preguntó si quería irse
con ellos, él le daría alojamiento, comida y un trabajo en las cocinas, y así
fue como Marieta acabó en la cocina de otro palacio, aprendiendo a cocinar,
cosa que como princesa no había hecho nunca. Al cocinero al principio no le
hacía mucha gracia tener una aprendiz, pero luego se dio cuenta de que era una
chica con muchas ganas de aprender y le enseñó a hacer muchas cosas, Marieta
estaba feliz y fue aprendiendo poco a poco hasta convertirse en una estupenda
cocinera.
La vida de Marieta por fin
era como ella quería, se había convertido en una buena cocinera, tenía
muchos amigos que la querían, disfrutaba mucho, aunque de vez en cuando echaba
de menos su palacio, a sus padres, a su hermano y a toda la gente, pero
consideraba que de momento había tomado aquella decisión y que era feliz. Poco
a poco, se empezó a dar cuenta de que tenía un problema, se estaba enamorando
del príncipe, le había visto algunas veces mientras ella estaba en la cocina. Le
parecía que era el príncipe más guapo y más bueno del mundo y no sabía cómo
acercarse a él, pues no quería que supiese que era princesa.
Cuando ya llevaba dos o tres años viviendo en este palacio, el Príncipe
Guillermo anunció que iba a elegir esposa y organizó un baile. Marieta, le
pidió al cocinero que le dejara subir a ver el baile porque nunca había visto
uno, le prometió que estaría escondida y no haría ruido. El cocinero accedió
pero le dijo que tenía que llegar pronto para recoger toda la cena y preparar
todo para el día siguiente. Marieta, fue a su habitación, sabía que esa era la
única oportunidad que tendría para poder acercarse al príncipe, pero no podía
hacerlo con esas pintas. Buscando en un baúl antiguo, encontró un vestido,
sencillo pero muy bonito. Se quitó el abrigo de lana, se soltó el pelo, se
lavó, se arregló y se bajó al baile.
Al principio nadie se dio cuenta de que había nadie nuevo, pero al
poco tiempo, el príncipe se fijó en ella y le pidió bailar y el baile se
transformó en muchos bailes, el príncipe se fijó en ella, le pareció una chica
muy interesante, bella e inteligente y cuando ella se dio cuenta de que el
baile estaba a punto de terminar, se excusó con el príncipe. El príncipe antes
de que se fuese, le puso un anillo en el dedo, ella por los nervios y por miedo
a que alguien se diese cuenta, no se dio cuenta, se fue a su habitación, se
puso el abrigo, se recogió el pelo, se manchó la cara para que no la reconocieran
y bajó a la cocina.
El cocinero estaba con mucho trabajo, terminando de servir a los
invitados, así que le pidió a Marieta que preparase la cena para el príncipe
que siempre cenaba consomé. Marieta se puso manos a la obra y preparó el
consomé con el ingrediente más especial, mucho amor y se lo subió al príncipe. Entró
en la habitación del príncipe Dejó la cena encima de la mesa de la habitación,
cuando terminó el consomé, Marieta se acercó para quitarle la bandeja y el
príncipe vio en la mano, el anillo que hace un rato le había puesto.
Al darse cuenta de quién era, el príncipe se levantó, se acercó a
ella, le quitó la capucha quedando al descubierto la mujer con la que había
estado bailando durante toda la noche y le dijo “esto que llevas en la mano, es
el anillo que mi madre utilizó el día que se casó, un anillo que tiene valor
por su significado y que dejé caer en tu dedo. Tú eres la mujer con la que yo
siempre he soñado y quiero que seas mi esposa el resto de mi vida, me da igual que
sea rica o pobre, cocinera o princesa, ¿quieres casarte conmigo? y ella dijo,
sí. Le contó su historia y fueron a casa de Marieta a comunicárselo a sus
padres y anunciar su compromiso.
FIN
A la hora de hacer la adaptación del cuento tuve en cuenta que iría dirigido a niños de 8/ 9 años.
- El vocabulario es sencillo y evito incluir excesivas descripciones del ambiente
- Tiene planteamiento, nudo y desenlace.
Cambios Realizados:
- La madre da a luz a mellizos. Un niño y una niña.
- Los personajes principales tienen nombre. Son nombres comunes y no propios de príncipes y princesas.
- La madre no muere.
- Los padres no se caracterizan tanto por la belleza y la valentía y sí por la bondad.
- El abrigo de la niña no es de diferentes pieles de animales, es de distintas lanas de oveja.
- Ella no se va de casa por incesto, no hay incesto. Se va de casa porque quiere saber lo que es conseguir las cosas por sí misma y el amor verdadero por lo que es como persona, y no por quien es, princesa.
- El abrigo no es un regalo de novia del padre, es un regalo del pueblo cuando ella nace.
- No hay 3 vestidos de oro, plata y brillantes, hay uno, sencillo, sin lujos.
- En vez de 3 noches, se simplifica en 1 sola noche.
- No hay una cofre con 3 regalos. Se lleva el abrigo y una medallita de la virgen (que también hay en el cuento original)
- Al final, vuelve a casa a anunciar su compromiso y compartir su alegría.
Bueno, Blanca, tu cuento modifica algunos de los aspectos esenciales de la historia de Toda clase de pieles y eso lo aleja de ser una adaptación:
ResponderEliminarMarieta no huye de su palacio porque no pueda cumplir un mandato familiar, ni retrasa el cumplimiento del mismo pidiendo objetos difíciles de conseguir demostrando así su astucia. Es verdad que la has dotado de personalidad y autonomía al decidir lo que desea hacer con su vida, pero has modificado una de las funciones y, en principio, una de las características de su personalidad. Además, sus padres están de acuerdo con su decisión y no hay oposición familiar.
Al no haber huida, pierde el sentido el hecho de que no quiera ser encontrada. ¿Qué más le da - si su viaje iniciático consiste en elegir su destino - relacionarse con gente durante su búsqueda?
Reduces el baile a un solo día de forma que ella no hace nada (más que cambiarse de ropa) para enamorar e intrigar al príncipe hasta conseguir que se enamore de ella no solo por su belleza sino también por su astucia. No hay apenas juego con la doble identidad. Y esa es otra parte muy importante del cuento. Tu desenlace se parece más a Cenicienta que a Toda clase de pieles. En este sentido, la historia también pierde su lógica. Ella podía haberse presentado al príncipe como princesa cuando hubiese querido... en el mismo baile. Faltan el misterio, la demora y la intención de la princesa de asegurarse completamente la atención y el interés de su amado.
Todos los cambios que realices al adaptar (que deben ser los mínimos posibles para no modificar el esqueleto del cuento) deben argumentarse en función de los receptores. Los niños de 8-9 años no tienen problemas con escuchar descripciones en un relato oral. Es más, estas facilitan que imaginen espacios y escenas legendarias. El resto de las modificaciones están sin explicar y parecen más fruto de tu intención de ser original, que de la edad de los niños que van a escuchar la narración.
Revisa los aspectos que te comento en relación con el esqueleto del relato y argumenta cada cambio para que tu entrada sea perfecta.